viernes, 29 de abril de 2016

Los animales y las alfombras. Los perros.

Una de las imágenes más simpáticas y tiernas que hay es ver a un perro descansando sobre una alfombra, componen una sensación de bienestar única, pero los que hemos tenido o tenemos un bicho de estos por casa sabemos que esto no es así. La relación de amor y odio que mantienen con las alfombras requiere una atención especial, pero vamos por partes.

Los perros "atacan" a las alfombras de varias maneras, pero la más común es por el pelo que sueltan, a veces de manera exagerada. Si el animal tiene el pelo ya de por si largo,acostarse en la alfombra tiene como resultado dejar mucho pelo enganchado que luego resulta difícil de aspirar o extraer. La solución, tener al perro bien lavado o peinado para que el pelo no se le caiga en casa. No hay vuelta de hoja. 

Otro problema que plantean algunos perros son las mordeduras. Sí aunque parezca increíble hay perros que suelen tomársela con los laterales o los flecos de las alfombras, y de manera a veces bestial en el sentido de comerse el pelo literalmente. En estos casos no hay remedio, sino simplemente el intentar educar al perro en lo que se puede o no se puede hacer.
Y como pasa con los gatos el orín. Es éste uno de los enemigos más comunes. El problema no suele ser el orín en sí, sino cuando es detectado y lo rápido que se actúa. Lo más importante es apartar el bicho de la alfombra y con un paño seco, o mejor incluso con papel de cocina comenzar a absorber el liquido que ha empapado a la alfombra. Es un proceso tedioso por que nos creemos que simplemente por ir sacando paños húmedos la cosa queda resuelta. Pero hay que insistir e insistir. Y sólo cuando aquéllo pinte bien, pasar un paño húmedo (incluso con algo de jabón) para que desaparezcan olores también. Luego otra vez las toallitas absorbentes para secar la alfombra. Abandonar la alfombra es asegurarse un lamparon de tamaño para casi el resto de la vida de la alfombra. 


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