sábado, 1 de febrero de 2020

Terror en el interiorismo

Fue la semana pasada, en la sala de espera del fisioterapeuta. Se me ocurrió hojear una revista de interiorismo, y uno no deja de sorprenderse del autobombo, supongo que pagado mediante publicidad, con el que se adornan ciertos interioristas. Todo muy "happy", "superación", adjetivos en todas sus variables.
Pero la mayor sorpresa llegó cuando en una sección trataban de alfombras. Allí ya fue el colmo, las antiguas alfombras orientales habían desaparecido, su técnica, nudos etc. Todo sustituido por alfombras diseñadas desde Occidente, realizadas con técnicas y calidades más que discutibles pero con unos nombres de diseñadores grandilocuentes, a veces incluso con fotos en postura de amigo de toda la vida. Lo más escandaloso sin embargo eran los precios, alfombras semimanuales, restauradas con lavados químicos se anunciaban no por el precio de la pieza, sino por el precio por metro cuadrado, pues poner una alfombra de 3 metros de largo por 2 de ancho a 3.000 euros queda peor que a "500 euros el metro cuadrado". Pero la cosa no quedaba ahí, pues la calidad era "tufting" un método que por muy perfeccionado que esté tiene una limitada existencia .
Lo trágico de todo es que todo el valor añadido es local, de aquí, el beneficio en origen es mínimo y la calidad recibida igual.
Eso sí, ganan publicistas, editores y diseñadores de tres al cuarto.
Es el futuro amigos.
No nos quejemos de IKEA, al menos ellos son honrados y directos